Gerardo Horacio Porcayo

Gerardo Horacio Porcayo  (Cuernavaca, Mor., 1966) escritor radicado en Jojutla, Morelos. Es Licenciado en Lingüística y Literatura Hispánica por la BUAP y Maestro en Letras Iberoamericanas por la Ibero Puebla.

Ganador de los premios Axón Electrónico Primordial (Argentina, 1992), Nacional Puebla de Cuento de Ciencia Ficción (1993), Kalpa de cuento de CF (1993), Más Allá de cuento inédito de CF (Argentina, 1994), Sizigias por antología de varios autores (2002) y Sizigias de mejor novela publicada (2004). También obtuvo el primer lugar en el XXIX Concurso Magdalena Mondragón 2013 en la categoría de ensayo y mención honorífica del Premio Internacional de Narrativa Ignacio Manuel Altamirano 2015.

Es considerado el iniciador de la corriente Cyberpunk en Iberoamérica por la publicación de su opera prima novelística: La primera calle de la soledad (México, FETA #70, agosto de 1993, novela) y una figura fundamental dentro del neogótico mexicano por sus trabajos literarios en este género, como por su labor editorial en el fanzine Azoth.

A la fecha ha publicado once novelas, dos libros de cuentos y realizado cuatro antologías temáticas sobre géneros alternativos en México. En 2017 asistió como panelista a la Worldcon 76 en San Jose, California, como parte de The Mexicanx Initiative.

El vómito podía quedar atrás…
Alicia miró por segunda vez la rayada esfera del reloj. Era uno
grande, ciclópeo y añejo como el mismo universo. Su cadena se
extendía como la cola de un ratón infinito, se perdía en la distancia,
en el caos ambiguo del lugar… La entrada semejaba un árbol
contrahecho y podrido. Quizás algo más, algo que no se concretaba:
un diseño geométrico volcándose sobre sí mismo, generando
un espectro de confusión.
El vómito no quedó atrás. De hecho empapó sus zapatillas y
salpicó sus tobilleras.
—Te odio —le dijo al viento, a nadie en particular, inclinada, soportando
los espasmos de las arcadas. El conejo asomó la cabeza
por el borde de su bolsa. Parecía dispuesto al suicidio. Alicia lo
captó con el rabillo del ojo. Sus dedos manchados de bolo alimenticio,
presionaron, inmisericordes, la cabecita de peluche.

Libros en Lengua de Diablo:

 

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